La especialidad necesaria para ser profesor de CEPA: la polivalencia
Desde el curso 2006 ejerzo como profesor en el CEPA de El Molar. Para los profanos en siglas y acrónimos, tan utilizados en el argot de la burocracia del sistema educativo, un CEPA es un Centro de Educación de Personas Adultas. El CEPA en el que trabajo es un CEPA comarcal, es decir, que los profesores somos itinerantes, enseñamos en varias localidades adscritas al CEPA cabecera (en este caso en El Molar)
Los cepas son centros que acogen a un alumnado muy variado, concretamente, en el nuestro se imparte Español para Extranjeros, Informática I y II, Ofimática, Diseño de páginas web, Historia del Arte e Inglés. Todas estas materias son las denomidas de Desarrollo Personal, una especie de asignaturas abiertas. Sin embargo la función de los cepas se concentra mucho más en las Enseñanzas Básicas, tanto de Primaria como de Secundaria y en el caso del CEPA del El Molar, también se imparte la modalidad de Secundaria a distancia.
De toda esta variada oferta se colige la variedad de especialistas que ejercen la docencia. Hay profesores de Primaria, especialistas en Inglés, en Educación física, informáticos, Profesores de Secundaria especializados en Inglés, Lengua, Geografía, Matemáticas, etc. Todo esto es la teoría porque la especialidad que realmente tienen los profesores delos cepas es la especialidad de la polivalencia.
Cuando el curso 2006/2007 caí en este centro de El Molar, sólo sabía que era de adultos e itinerante. Los primeros días de septiembre nos dieron un curso específico para la Enseñanza de Adultos; a continuación me dieron mi horario compuesto por las siguientes asignaturas: inglés (mi especialidad), informática 1, Historia del Arte, Ciencias Sociales, Historia de las Ideas políticas y Geografía e Historia de la Comunidad de Madrid. Toda esta panoplia de asignaturas me encantó porque a parte de maestro, soy licenciado en Historia y he ejercido como profesor de tal materia y de Historia del Arte en la Universidad de Alcalá. Comencé mi trabajo con un alumnado que asistía voluntariamente (... enorme ventaja de los centros de aultos) y enseñando una serie de materias para las que me había preparado en la facultad y que luego había estado impartiendo en la Enseñanza Superior. Hasta ahí, todo estupendo, pero cuando asistí al primer claustro comencé a darme cuenta de las dificultades que tienen que afrontar los profesores de adultos.
Los profesores de los cepas deben enseñar una serie de materia ejenas a su especialidad, lo que supone un esfuerzo añadido pues amén de adaptarse a los grupos heterogéneos característicos de este tipo de centros, es necesario aprender sobre la marcha los nuevos contenidos que se impartirán. Con esto no pretendo sobrevalorar a los profesores sino hacer patente que la profesión de docente no se reduce a dormirse en los laureles de lo aprendido o enseñado tiempo atrás, también significa tener capacidad de adaptarse, de aprender nuevos contenidos y lo que es más importante, componérselas para transmitirlos.
En definitiva, desde mi puesto de profesor de adultos me gustaría reivindicar la profesión de docente y remarcar algo que creo que se ha olvidado: la dificultad de trasmitir conocimientos, especialmente a un alumnado tran exigente y crítico como los adultos, alumnado al que hay que enganchar para que no abandonen y puedan compatibilizar sus obligaciones laborales, maritales o fiiales y familiares con los estudios. Cualquiera no es apto ni capaz para enseñar.
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